miércoles, julio 26, 2006

TITUS


El grupo de Beetsme

No se si fue antes o después de leer Las 50 cosas que los chicos pueden hacer para salvar el mundo. Antes o después de que la abuela me pregunte ¿que vas a ser cuando seas grande? Y yo pensé: presidenta y bióloga, para salvar el mundo.

O si comenzó realmente una tarde que nevaba y daban Gorilas en la niebla, por Canal 6.

En mi casa estaban suscriptos al Correo de la UNESCO, la revista de la fundación La Caixa, la revista Humboldt y compraban el diario Página/12, mi suplemento preferido era Futuro. Para mi cumpleaños de diez compré un libro de biología ilustrado que explicaba el biotopo y el equilibrio de los ecosistemas.

Yo tenía mi futuro todo planeado en un cuaderno, en una lista titulada “Sueños”:
viajar a Canadá en otoño para juntar hojas secas de Arce, ser voluntaria en un campo de refugiados en Chipre, conocer Praga y Portugal, embarcarme en el Rainbow Warrior y salir a la caza de balleneros japoneses, desenpetrolar a los pingüinos, poner un bidón de 5 litros vacío adentro del tanque del inodoro para que en la descarga se gastara menos agua, obligar a mi papá a que arregle todos los cueritos de las canillas para cuidar el agua potable, ser amiga del Subcomandante Marcos, ser fotógrafa de National Geographic, bajar en canoa por el Amazonas, ser becada por Gabriel García Márquez en su taller de guión cinematográfico en Cuba, casarme bajo el mar en la barrera de coral en Australia, ser escritora.

Luego de obtener el permiso de mis padres. Y de que ellos dejaran bien en claro que, si bien estaban conmovidos por mi causa, no iban a poner un solo peso en ella. Sola.
A través de la revista National Geographic adopté un gorila por correo.
En diciembre de 1995 logré pagar con los ahorros de todo un año la primera ¨ cuota alimentaria ¨ de Titus el gorila en extinción que alimenté en Ruanda vendiendo torta en la escuela durante tres años. En ese entonces eran cincuenta dólares anuales. The Diane Fossey Gorilla Found Internacional se comprometía a mandarme fotos y contarme todo lo que hiciera mi gorila.

Todos los domingos pasaban por Canal 6, La aventura del hombre. Recuerdo en especial un capítulo:


África. La gran sequía.

La estación de las lluvias se hacía rogar y las zarigüeyas morían de sed, los pájaros emigraban y los depredadores superiores se morían de hambre. Los elefantes emprendieron una procesión por la sabana con las crías agarradas de la cola de sus mamás. Buscando con sus trompas, sensibilizadas como radares, el agua. Los pájaros los seguían por el cielo y los leones a los costados a una distancia prudencial porque temen a las manadas.

Los elefantes se detuvieron, de repente, y empezaron a escarbar el suelo arenoso con sus patas mochas. Pasaron varios días con sus noches, sin parar de escarbar hasta que el agua afloró y los elefantes se revolcaron en el barro para humectar sus pieles dañadas por el sol. Todos los animales se acercaron y bebieron uno al lado del otro.

El agua era la tregua.

Un día mi mamá me llevó al centro a comprar un pantalón. Por la calle nos pararon una chica y un chico con una cámara, dijeron que querían entrevistarme para un programa de entrevistas a adolescentes que viven en ciudades turísticas. Yo tenía doce años. Fuimos a la costanera y me hicieron un reportaje con fondo de lago. Empecé hablando de mi vida en Bariloche, de que no esquiaba por que era muy caro, del trabajo de mi papá, el precio del pasaje en colectivo, el impacto ecológico que generaban los estudiantes en viaje de egresados, la pobreza en los barrios altos que la fachada turística ocultaba y terminé hablando de Titus y los elefantes, le conté a la periodista el capítulo de La Aventura del Hombre. Nos despedimos. Me dieron las gracias y me fui a comprar mi pantalón en los coreanos de la calle Onelli.

Un año más tarde cenando en casa. Mis papás me confesaron la verdad de la entrevista: una compañera de la escuela Ayelén había escrito a Sorpresa y Media, el programa de Julián Weich que le cumplía los sueños a la gente, diciendo que tenía una amiga que soñaba con viajar en elefante. Que coleccionaba fotos de elefantes y veía películas documentales y comparaba libros de elefantes y que nunca se sacaba una cadenita que llevaba colgada del cuello con la figura, hecha en plata, diminuta de un elefante.

¡Que boludos! ¿Me están jodiendo? Dije yo.

Y acto seguido pensé: será que ahora entra Julián Weich y grita ¡sorpresa! y me lleva al Africa? Será que saldré en la tele gritando ¡que boludos! ¿Me están jodiendo!?

No.

La producción del programa quería que yo viaje con mi papá. Por una cuestión de "impacto dramático". Mi papá trabajaba en el Museo de la Patagonia y les cerraba el cuadro: La hija viaja al África a cumplir su sueño con su padre que le inculcó el amor a la naturaleza…

Por una cuestión de "coherencia consigo mismo". Mi padre se negó terminantemente a ser utilizado por los medios de comunicación para sensibilizar a las masas.

Mis compañeros de escuela que entraron en la pubertad al mismo tiempo que yo empezaron a escuchar Korn, fumaban, tomaban hasta que había que mandarlos a la casa en un remisse y rompían todo en los cumpleaños. Yo escuchaba Los Beattles, Fuego Gris de Spinetta, Nirvana, Sui Generis, Ziggi Marley, Los abuelos de la nada y León Gieco. Leía a JD Salinger, Carson Mc Cullers, el Popol vuh y las Odas Elementales de Neruda, canalizaba mi violencia siendo militante ecologista activa y envidiaba esa capacidad que tenían ellos de ser inconscientes y desbocados, ajenos al calentamiento global y los brutales genocidios interétnicos entre Hutus y Tutsis en Ruanda.

Mientras escribía esto se me ocurrió buscar la página de internet de The Diane Fossey Gorilla Found Internacional, y, me enteré, que es de la vida de Titus. La verdad es que nunca me llegaron sus fotos, supongo que se habrán perdido en algún lugar del trayecto Ruanda-Bariloche.

Hoy en día, Titus, lidera el grupo de gorilas más tranquilo de los estudiados en la Reserva Karisoke. Los problemas, que surgen de manera ocasional, se resuelven rápidamente para volver a la usual pachorra que transitan como si nunca se hubiera interrumpido, pasan el día descansando entre los cañaverales, sacándose uno a otro los piojos en fila india y comiendo apio salvaje. El Titus joven y taciturno que conocí, es hoy el macho silverback (espalda de plata) dominante, su autoridad es clara y sus modos apaciguados se ven reflejados en la dinámica de todo el grupo. Viven un tiempo en la profundidad del bosque húmedo del Congo y otro tiempo en las inmediaciones de Monte Visoke.

Además de estar en peligro de extinción y de vivir en un país en guerra civil desde 1959, Titus, tuvo una infancia difícil.

Nació, según registra el diario de Diane Fossey, el 24 de Agosto de 1974 (año en que Lennon actuó en vivo por última vez con Elton Jhon en el Madison Squeare Garden).
Su madre se llamaba Flossey y su padre Tío Bert.
Flossey no fue una madre ¨ amorosa ¨ y Titus tenía problemas respiratorios. A la edad de cuatro años su padre y su pequeño amigo Frito fueron asesinados por Beetsme, un integrante nuevo en el grupo. Al poco tiempo su madre y su hermana lo abandonaron para unirse a otro grupo. En 1979 del grupo original quedaban solo tres miembros: Titus, Beetsme y Tigre, al que se les unió otro macho solitario llamado Maní.

En 1985 (el año en que nací yo) se unieron al grupo de Nunkie sin mucho éxito. Muchos se fueron y cuando Nunkie murió, Beetsme se hizo cargo del resto. Titus con solo once años, era el segundo en el escalafón de poder y estaba considerado el macho más “apuesto” por todas las hembras de la zona. Durante seis años fue el subordinado de Beetseme, hasta que en 1991 (yo empezaba primer grado) comenzó a demostrar señales de agresividad con el resto de machos y solo respetaba a Beetsme. En marzo de 1992, finalmente Titus lo desplazó en el poder. Beetsme, el mismo que había matado a su padre, se sometió a su autoridad y, a menudo, trabajaron juntos para defender y proteger al grupo. Beetsme murió en el 2001.

Cuando Diane Fossey comenzó sus observaciones en los 60´ existían 250 gorilas, hoy en día existen más o menos 355, se estima que sin su trabajo y el de la fundación, ya se hubieran extinguido.

Diane fue asesinada a machetazos en su casa en la Reserva Karisoke en 1985. Su muerte es un misterio sin resolver, aunque se estima que fue en manos de cazadores furtivos. Esto fue lo último que escribió en su diario:

“cuando te das cuenta del valor de la vida, dejás de darle importancia al pasado y te concentrás en la preservación del futuro”

La guerra entre Hutus y Tutsis en Ruanda continúa, avalada por Bélgica, Francia, Estados Unidos y la iglesia Católica, sus ejércitos están integrados por niños desde 7 años, considerados más crueles que los adultos por no tener definida la diferencia entre el bien y el mal, ser rápidos y huidizos. Útiles para atravesar campos minados.

Retorna como una certeza, la intuición que tenía a los diez años: es más fácil salvar a los gorilas de la extinción, que a los hombres de su propia violencia.


http://www.gorillafund.org/

martes, julio 25, 2006

poemas de James Laughlin

Amo, Amas, Amat

Tu amor, mi muy querida Filonela
me recuerda una escuela de peluqueros

donde todos los vagos del barrio
van a hacerse afeitar gratis.


Me gustás

para algo más que para esto
dijo mientras hacíamos

el amor en un auto estacio-
nado .....era la empleada de

una librería en la que yo
la levanté & la llevé

a cenar .................. y al
día siguiente ya estaba

camino a la próxima ciudad
& nunca más la volvía a ver
de los innumerables escalones

de los innumerables escalones
que conducen a mi corazón
él subió tan sólo
quizás dos o tres

(mi poema preferido de Yosano Akiko para que nicoleta no esté triste)

lunes, julio 24, 2006

LÒGICA DE LO EFÌMERO

La polilla vive un día.
La flor del lirio vive un día.
______________________

La polilla es la flor.
alguien evoco a la Dama de las Camelias…

y yo imaginé
campánulas rosiblancas, tenues y pistílicas
bailando en una fiesta rave
con la brasa de su cigarrillo
me lastimó, porque si
una chica oscura
apurada en su dolor
prosperó en mi piel
una camelia real
que no era otra cosa que
mis imaginaciones sobre las azaleas
alambique

I

los rododendros no tienen olor
yo tengo el tuyo
las magnolias tienen el mío


II

crisantemo de la honestidad
te deshojas en sus manos
torpes


III

orquídea
yo también he sufrido
porque soy raray porque soy bella
nuestra señora de Luján
concédenos feliz viaje!


en la estación de Lourdes
hay un altarcito que me inquieta
los ramos de claveles rojos
que la virgen tiene
y que siempre quiero yo

aunque por instinto
me resisto
le ofrendo las cáscaras
o las pepitas de mis mandarinas

sus medivachas brillan
como las gotas de agua
en las ventanillas del tren

de vuelta las luces
corren al costado de las vías
como perros que muerden las ruedas.
Plaza Las Heras

el agua gorda
cae de culo
y despabila verdes vinílicos
suelta la lengua a los balcones

los areneros exudan el pis de niños incontinentes
hay barro a los pies del tobogán
la ciudad parece de plástico
y ante las impávidas hamacas rojas
todos somos juguetes olvidados
Contó Luciano
que ni bien llego a Buenos Aires
se subió a un gomero en Plaza Francia
porque extrañaba su casa

en una rama cercana a la suya
una chica le pidió fuego
como no tenía se disculpó
ofreciéndose a bajar y pedirle a alguien que pasara
ella dijo que No, garacias
que estaba tratando de dejar el cigarrillo
a lo que el respondió yo también
y se rieron

cuando el sol comenzaba a menguar
en un mismo suspiro se lamentaron no haber llevado mate

Luciano se cambió a la rama de ella que era más cómoda para charlar
ella dijo que no era bueno treparse a los gomeros porque tienen ratas
el dijo que puedan romperse las ramas

después hablaron de los libros que estaban leyendo
y de la teogonía órfica

Soy escritor. Dijo Luciano.
ella lo miró en silencio
y empezó a hacer frió

más tarde él escribió
cuando bajaron y se casaron
que nunca olvidaría el alumbrado público en sus ojos
y que nunca más hubo silencio.


para lucia y luciano

jueves, julio 20, 2006

El encanto

maldito
hijo de puta
perverso
manipulador
machista
violento
cobarde

psicópata
imbécil
infelíz
malo
insensible
sordo

¡qué árida isla es tu corazón!


***


luego de dos años
vino a pedir perdón
trajo mimos, trajo su sonrisa
filosa, se sacó las medias
entró en mi cama

y trajo
un puño de nieve
para que refleje
un puñal de nieve
para que vea
para que mire
cómo se derrite el hielo
del dolor
y sea libre


***


cansada de luchar
me uno a su danza
bruta
rociada de insecticida, de lisoform
me río
de mi?
posible canción para ser cantada por Carol King
un poco más vieja, un poco más astuta…


¨ esta noche, sos mío completamente
me entregas tu amor tan dulcemente ¨

pero es probable que mañana
te empalagues
y te alejes

esta noche
dormís sobre mi cuerpo
breves siestas extasiadas

la ilusión se enciende en tus ojos
y nuestros cuerpos se comprenden
porque mi amor es grande
y el tuyo también

pero mañana o pasado mañana
cuando mi amor sea grande
y el tuyo no

cuando te aburras
y te vayas

mientras estés distraído y amargado
embalando tus cosas
desparramadas por mi casa
sin que te des cuenta, yo
agarraré tu agenda
y escondida en el baño
sutilmente
con un marcador negro
cambiaré un dígito
en cada número de teléfono.
yo soy esa

no
no

esa
es
la que quiero ser

yo soy... ¡¿esa?!
nooo
eso creen todos

pero soy
esa, ah
creíste que era un chico
(le pasa a los quiosqueros)
che pibe! mirá
esa soy
la que pasa
tan rápido
que estaba al lado tuyo
y no te diste cuenta


Tan sensible al mundo y sus estímulos

en Plaza Serrano
una chica fuma

el humo cae sobre sus hombros
como la cabellera que algún día tendré
si me abstengo de tijeras.

Llega otra
la besa en la boca
y le dice
me gusta tu rouge, tiene gusto a cereza.

Yo fumo también
el humo definido en órbitas
se va anudando hasta ser pelusa
que vaga buscando ombligos.

Pienso en nuestro cliché preferido,
lo que te gusta de mi

El sabor a damasco maduro.

Ahora,
que me puse cítrica

( buena para los resfríos
fresca para el verano)

quisiera poder volver,
sólo eso
y que me comas,
como una naranja, cortada en barquitos

sobre un plato de postre.
Oh, girls!

esas chicas
que guardan prudente distancia
de la oscuridad de los libros

tienen ojos inocuos
y huesos frágiles

libres del peso
del conocimiento
son tan frescas !

se cuidan del café
de la toxicidad
del cine independiente
y la carne roja

esas que visten camisetas
blancas de algodón
jean y zapatitos

se vacunan contra si mismas

y son de goma espuma
como recién salidas
de un cuento de Disney

tan risueñas, recatadas
y con la naricita de ratón...

qué saben ellas, qué buscan

-: que miran? tontas !
Tus
enormes
uvas colgantes
a punto de estallar
más bien
uvas maduras
que nunca estallaron
y de tan dulces
se hicieron amargas
pesadas, blandas

parra celosa
que niegas tus frutos

tu pellejo violeta
sabe
a mosto
a fruta picoteada
por los pájaros.
Tan hermosa

varada
como una orca
rosa y asesina
espléndida fumando
a chorros, rodeada
de espuma de goma
espuma dulce
rubia y gorda
gordísima o

abundante
esta panza es un gato enroscado
durmiendo la siesta

es una ola
salvaje, que rompe

una avalancha
blanca y fatídica

tambor terso )
cápsula espacial )
curva de sábanas colgadas a secar )

un membrillo amigable
una mesa donde desayunar

el aquí que marca el allá

duna amarilla y atroz
donde poner un reloj de sol

miércoles, julio 19, 2006

El oso y la osa

Despiertan al oir las patas de los zorzales en el techo,
la gata se escurre por la puerta entreabierta.

Descorren las cortinas y la ventana abre su ojo al jardín,
impecables gotas frías dibujan los vidrios empañados
y una mano de humo blanco se despide.

Sobre la cómoda despintada
hay cajitas con chucherias,
collares de cuentas de vidrio, las tristes
fantasía heredadas de mis bisabuelas.

Una lámpara tejida de yute donde cuelgan
dos aros, una pareja de tucanes de coco.

El mismo espejo. La misma cama

En la cabecera, al amparo del velador
un libro, con dos señaladores



La osa

El primer sol rebota
de hoja en hoja desde la otra punta del bosque
hasta entrar por la ventana.

Mamá se levanta, busca el desavillè, abre la puerta del cuarto.
A su paso las hojas secas terminan de desprenderse de las estanterías
los libros viejos caen al piso y forman un colchón de palabras mustias
que ella pisa en pantuflas.

Va a la cocina enciende una hornalla y pone la pava.

La escucho trajinar, lavar los platos sucios,
sus pequeños ruidos se vuelven escandalosos
en la estática atmósfera matinal.

Llena el mate
la yerba es polvareda de caballos verdes.

Al subir la escalera,
sus pies suenan como hachazos
de leñadores lejanos.

Vuelve a la cama.

Siempre culmina así
su rutina enraizada,
crece de arriba hacia abajo

buscando agua, cada vez más lenta,
mas fuerte.

domingo, julio 16, 2006

¿Recuerdas aquel campo de frambuesas eterno?

En el fondo del jardín estaba la huerta, el compost y la plantación de frambuesas. En verano cuando empezábamos a pelearnos de aburridos, mamá nos ponía un tupper en la mano a cada uno y nos decía ¡Va, va, va !¡ se me van a cosechar al fondo!
Nehuén y yo bajábamos sin hablar, pensando que la culpa la tenía el otro. Cosechar requería mucha concentración, teníamos que agacharnos, esquivar las espinas y buscar la fruta debajo de las hojas de las plantas. Agarrarla con cuidado porque podía explotar en los dedos y la mancha de frambuesa no sale, o peor, podía irse rodando donde había una caca de perro o al compost. Así, de tanto comer frambuesas, grosellas y boysenberry, se nos pasaba el malhumor.

Mi tupper siempre quedaba más lleno que el de Nehuén. Él siempre comía más que yo.

Cosechar nos distraía, quedábamos horas varados entre las frambuesas los dos charlando. Venía la perra Lulu y se echaba a un costado, por arriba nuestro pasaba la soga de la ropa. Cantábamos canciones de Fito Páez y Mercedes Sosa, pero la preferida y la única que sabíamos entera era Mr jones abrió la puerta, vio a su madre recién muerta y la sangre en el chaleco se limpioooo…

El fondo daba a la casa del vecino, lo espiábamos entre las cañas. Cuando nos animábamos a saltar el cerco nos daba miedo que nos encuentre y volvíamos rápido. Esperábamos un rato y otra vez. Cruzábamos de ida y de vuelta miles de veces.

Después nos metíamos en la huerta y nos comíamos las arvejas crudas al grito de ¡caramelos verdes! mientras abríamos las vainas con la uña.

O jugábamos al pirata y la princesa. Había que poner una manta en el medio del pasto. Yo me paraba encima descalza. Nehuén se iba lejos con mis chancletas en la mano. Yo empezaba a gritar ¡Auxilio! ¡Socorro! Y de pronto él venía corriendo, me alzaba en brazos y me llevaba hasta el caminito de lajas. Me rescataba. Porque a mi me daba impresión pisar el pasto descalza.

Yo tenía vértigo. Pero solo para bajar. La princesa se trepaba sola al árbol y como le daba miedo, el pirata tenía que bajarla. Cuando terminaba de subir miraba para abajo y me quedaba dura. Agarrada al tronco. Nehuén empezaba a probar mecanismos de rescate. Buscaba tablas para hacer una escalera. O una soga. O clavaba tronquitos al árbol para hacer escalones. Yo lo miraba desde mi rama construir, martillar, serruchar. Charlábamos. A veces yo le daba ideas para que pruebe. Otras él se iba a buscar materiales, clavos, martillos y yo me quedaba sola, agarrada al tronco, pensando, se acercaba un pajarito y lo miraba, cuando me dolía la cola, cambiaba de posición con cuidado, y sentía en el estómago los jugos gástricos moverse como si fueran el mar: la adrenalina, esa sensación me llevaba una y otra vez a aceptar subir al árbol para que Nehuén intente bajarme. Nehuén quería ser inventor cuando sea grande.

No se si alguna vez logró bajarme, recuerdo que se hacía de noche y había que traer a mi mamá ¡Tenés que bajar para atrás! Mirando el tronco, buscá con el pie un huequito…eso es, muy bien, ahora el otro…

Nehuén me enseñó a jugar al fútbol. Jugábamos los dos solos a los pases contra una pared. Me enseñó a flexionar las rodillas para atajar, el saque de arco, cabecear. Hacer jueguitos nunca me salió. A el le salían miles. Yo me sentaba en una piedra y los contaba. Se le caía la pelota y empezábamos otra vez. ¿Cuántos me salieron? preguntaba. Nehuén quería ser jugador de fútbol cuando sea grande.

En su casa había un Family Game. Jugábamos al Mario Bross y al Street Fighter. Yo perdía siempre.

También me enseñó a pegar piñas y a escupir lejos y con puntería. Íbamos haciendo marquitas en un poste de luz. Nuestros juegos transcurrían en silencio. Eran momentos muy íntimos. Tranquilos y largos.

Cuando yo estaba en la panza de mi mamá y él era un bebé de un año, sus papás y mis papás vivían juntos en la casita del km 6. Nuestras mamás eran las dos maestras. Nuestros papás los dos artesanos.

Cuando Nehuén tenía 4 o 5 años sus papás se separaron y él se fue a vivir con la mamá a Buenos Aires. Volvía para las vacaciones. Durante años, mucho antes de que en mi casa hubiera teléfono o televisión. Una semana antes de que llegaran Nehuén y su mamá, antes que nadie lo sepa, yo soñaba con él.

Jugábamos al doctor entre las retamas. Teníamos un interés una curiosidad puramente científica. Naty también jugaba con nosotros. Nos bajábamos la bombacha y Nehuén nos miraba. Naty a veces se sentaba en el piso. Yo no, nunca. Me quedaba paradita porque me daba miedo de que se me meta un bicho en la cola.

Una vez nos pintamos todo el cuerpo con marcador. Y bajamos del cuarto, corriendo desnudos a la cocina, a mostrarle a nuestras mamás que se pusieron a los gritos.
¡Los marcadores tienen plomo! ¡el plomo se les mete en la sangre y no sale nunca más! ¡es venenoso, peligroso, tóxico! gritaban. Y nos metieron a los tres en la bañadera.

Nehuén gustaba de Naty. Cuando estábamos los tres juntos, yo quedaba de lado. Ellos jugaban a asustarme por los pasillos. Me dejaban sola en el Cuarto oscuro. O se escondían de mi. La hermana más grande de Naty, jugaba a casarlos. Y yo miraba.
En mi casa, cuando estaba sola, lloraba. Cuando estaba con ellos, me hacía la canchera. La que no tenía vértigo, la que no se asustaba.

Naty esquiaba y conocía el mar. Iba a clases de equitación. Tenía la casita de los PIN Y PON y una muñeca de Rainbow Brite. Y a los nueve años fue a Disney. A Naty la aburría que yo leyera. Y cuando le contaba cosas me decía: no te hagas la que sabes todo.

Ella le tenía miedo a las gallinas, cuando nos mandaban a juntar huevos, entraba yo sola al gallinero.

Nos disfrazábamos. Jugábamos a la casita en el bosque y a las hermanas, ella siempre quería ser la más chica y llamarse Lali. Cuando yo cantaba ser Lali. Ella no quería jugar más.

Quizás no me gustaba nada estar con ella, pero como sus papás eran amigos de los míos nos juntaban a jugar todo el tiempo.

A los 10, Nehuén y Naty se pusieron de novios y yo gustaba de Juán. Y empezamos a hacer fiestas. Jugábamos a la botellita, al semáforo y a verdad consecuencia. Nos dábamos piquitos. Una de las consecuencias que te podían tocar era hacerte la ahogada y que Nehuén o Juán te hicieran respiración boca a boca. También jugábamos al Ludo, y cada vez que perdías tenías que sacarte una prenda así íbamos quedandonos todos semidesnudos frente al tablero.

A los 11 los papás de Juán se fueron a vivir a San Marcos Sierra en Córdoba. Él volvía a Bariloche en verano.

Ese año nos dejaron ir con Naty a nuestra primer matinée en la escuela 365, un tipo de fiesta que organizaban las madres para juntar fondos para el viaje de egresados, nos llevó su mamá a las 7 de la tarde y nos pasó a buscar a las 12 de la noche. Nos vestimos juntas en su casa, yo tenía un jean elastizado. Esa noche dimos nuestro primer beso con lengua. Yo con Guido y ella con Andrés. Sonaba el tema ¨
La ventanita del amor ¨. Cuando volvimos a su casa no nos podíamos dormir y hablamos hasta el amanecer.

Cuando teníamos 12 años, en un programa de televisión local que se llamaba Hora Libre al cual asistían a competir todos los 7mos y 5tos años de Bariloche para ganarse el viaje de egresados, me peleé definitivamente con Naty. A mi me tocaba competir en las preguntas y respuestas. Íbamos ganando cuando me preguntaron cuál era el pájaro bobo y yo conteste el pájaro carpintero, pensando en el Pájaro loco, pero era el pingüino. Ella empezó a decir que habiamos perdido por mi culpa.

De su lado se pusieron todos mis compañeros y dejaron de hablarme.

A mitad de año entró a la escuela una chica nueva, sus anteojos estaban siempre sucios y usaba una campera de plumas gigante que la hacía parecerce a Michelin. Comía Vauquitas todo el tiempo aplastando el dulce de leche con la punta de los dedos. Era Ailín.

Había vivido en Montreal. Su papá era biólogo y su mamá psicopedagoga. Le gustaba leer y dibujar. Jugaba al Handball tan mal como yo. Y siempre se reía. En el curso la burlaron desde el primer día.

Nuestra amistad empezó por magnetismo. Inevitable y natural. La primera vez que me acerqué a hablarle en el recreo ella tarareaba Strawbery Fields Forever…

A fin de año era mi mejor y única amiga. Sus papás se separaron y se fue a vivir con la mamá a Mar del plata. Nos escribimos cartas cada dos días hasta los 17 años.

El verano después de la pelea con Naty sin querer sometimos a Nehuén a ella o yo. Nehuén iba y venía, no hablaba del tema. Con los años nos separamos cada vez más.

Yo quería casarme con él cuando fuéramos grandes.

Nehuén estudió marketing y volvió a Bariloche a trabajar con el padre distribuyendo suvenirs a los negocios de las ciudades turísticas de la Patagónia: peluches con forma de ballena, llaveros con esquiadores y duendes de parsec que dicen Villa La Angostura. Naty estudió relaciones públicas en una universidad privada en Buenos Aires, volvió a Bariloche a probar la convivencia con el novio y trabajar con el padre. Juán usa campera de jean con corderito, intentó estudiar diseño gráfico, la dejó por el profesorado en educación física en Córdoba capital, trabaja y en pocos meses va a ser papá . Los tres salen a bailar a By Pass, Grisú, Genux y Cerebro.

Cuando me los cruzo en vacaciones de verano en Bariloche, nos saludamos:
¿Cómo estas? ¿Bien? Yo también. ¿Qué estudiás? Filosofía. Ah…
Que sigas bien. Nos vemos, chau.

Siempre me duele un poco y me quedo pensando con algo de tristeza: si yo me acuerdo, ellos tienen que acordarse también.

el tiempo
es como el frío seco
acumulado en el alero
que se sacude el lomo
de nieve
en leve
cadencia
humedece la leña
y es incierto
pero cuando se detiene
es posible jugar con él
convertirlo en muñeco de nieve
y tutearlo
Come uvas de un racimo:
uvas grandes y redondas,
perfectamente redondas.
No tiene nada más para hacer
que comer. Arrancar una por una
las uvas de un racimo.
Antes de llevarlas a la boca, las mira
¿le harán recordar
alguna experiencia desagradable?

No es, que el tiempo no pasa para él.
Él permanece en absoluta comunión
con el cuerpo dulce y redondeado
del tiempo.
cumpleaños

Del techo cuelgan las guirnaldas
y las flores rojas con el paso de las horas
se vuelven naranjas en las botellas-florero.
Mi cabeza tampoco logra hidratarse .


Tropiezo con algunas sensaciones huérfanas,
colillas de cigarrillos en los zócalos.

La casa fue acondicionada para festejar
y festejamos.

Ahora todo está muy quieto, aferrado, empedernido.
Los muebles siguen amontonados en una habitación.
Descalza y sin gracia atravieso los restos de la pista de baile.

Como un niño que pide upa, el nuevo año me reclama;
sostengo su cuerpo dormido, ese cuerpo que aún
no se sostiene a si mismo, sus huesos y los míos
y un leve estremecimiento, una risa que viene de muy lejos,
una calma.
divertite en silencio

sugirió antes de tomar su avión
el domingo a la mañana.

así me encuentra la tarde
como una alumna responsable
sola, sin música, aturdida.

viernes, julio 14, 2006

magdalena haciendo chapatis

temprano al mediodía
cuando recién nos levantábamos
la luz desteñía las cortinas

yendo de la cocina a la cama
con el mate
para evitar el piso frío
levitábamos

antonio por suerte
jugaba con Pum en el jardín


(el segundo poema que escribí cuando decidí que iba a escribir poemas)
Sta. Fe al 1400

un tigre agazapado se relame ante una cebra

el semáforo da luz roja

y la señora del tapado de piel

cruza la senda peatonal

Sta. Fe al 1400

dos palomas caen de un árbol

como hojas secas

cerca un tigre hace la digestión


(el primer poema que escribí cuando decidí que iba a escribir poemas)
Almagro

la vecina se hace un mate y sube a la terraza
el sol del mediodía le muestra sus dientes como ventanas de oficina
cegada tantea sobre las baldosas candentes
encuentra el par de chancletas
después empieza a lavar sus bombachas menstruadas
las cuelga con broches de colores
una al lado de la otra en la soga, como una guirnalda
que gotea a contraluz, proyectando su sombra en la casa de al lado

dentro de la pileta de loza los dedos se le arrugan
son peces con escamas de jabón blanco
se yergue y descansa con los brazos en jarra
aprovechando para tomar un mate
mientras observa una burbuja opaca y sin vuelo
pincharse junto a la pila de ropa sucia

en el último rincón de la tarde
tres gotas resbalan por su nuca
y quedan desteñidos por el sol
los breteles del corpiño en su espalda.


(otro poema viejo)
Mi otoño se llamaba Berlín y dejaba crujir sus hojas secas bajo mis botas,
yo las iba juntando de a pedacitos como si fueran pistas,
eso me ayudaba a darme una idea de tu vida,
me figuraba un gran árbol despojado y a vos sentado sobre sus raíces fibrosas:
pesado y barbudo y con unos ojos grandes y oscuros como botones de madera.
En el invierno que te construí
-para que estés cómodo dentro de mis fantasías-
el frío es blanco y se quiebra.
Dentro de tu cueva la luz anaranjada y lacre:
se desprende mitad de las velas, mitad del hogar a leña, donde
arde un tronco de pino que abarca por completo la habitación con su aroma bruto.
Persiste un destello entre azul y verde sobre la mesa
que da a la ventana, donde nieva de manera estereotipada.
También hay una computadora , vos estas sentado enfrente
y tus ojos se barnizan y brillan: sos un oso
que disfruta de leer y drogarse,
a veces te drogas más y cazas menos
cada tanto traes entre los dientes un cuerpo aún tibio.


(aquel viejo poema de amor para Alejo)
Hippie dreams IV

No sé cuándo fue la primera vez que le pregunté a mis papás
cómo se conocieron, pero desde entonces
es mi historia de amor preferida.

cuéntala de nuevo madre!

Yo tenía puesto el blazer azul de pana y el vestidito azul
con lunares blancos que, años más tarde
me robaron de la soga de la casita del Km 3.

Salía de actuar en el musical Canción de Navidad
en la Biblioteca Sarmiento donde cantaba y bailaba
protagonizando a la novia del Sr. Scrude

( en la versión de dibujitos animados de Disney es Daisy)

era 25 de diciembre y después de la función
me invitaron a una fiesta, pero como me moría de hambre,
fuimos con la abuela Nelli a comer un sandwich
hasta el bar Munich en Mitre y Quaglia.

(este año demolieron el bar para poner un centro Kodak)

Sentados en una mesa estaban Eric
y Andrés, dos de mis ex novios,
con un tercer muchacho.

¡Que bombón de dulce de leche!
pensé, no debe ser de acá.

Me lo presentaron como Tam,
alias ¨ La araña ¨

Recién había llegado de Buenos Aires
venía viajando desde el Perú
tenía puesto el poncho gris,
el morral de cuero y tenía
pelo

Tu papá pensó
a esta conchetita linda me la agarro
porque yo siempre tuvo ese aire
refinado de haber nacido en San Isidro.

A los cinco días
en una fiesta de año nuevo
en la casa de Eric
nos volvimos a encontrar.

Yo tenía puesto el enterito Lee oxford azul
ese que está en el altillo
que tiene tachas con forma de estrella
pegadas en la pechera.

Nos dijimos
vamos?

Y nos fuimos juntos a la casita del km 3
donde papá vivía con el Negro Luís
que esa noche nos cedió LA cama
para que pudiéramos dormir juntos
y durmió en el suelo.

(acá viene la parte
donde dejan de abundar los detalles
pero que los hijos con los años reponemos solos)

Papá puso música de piano
y yo me acordé de un sueño
que había tenido hace 4 meses.

En mi sueño conocía un chico
que era un churro
y me hacía escuchar una música
que nunca había escuchado:

el Köln Concert de Keith Jarrett
que puso tu papá la primer noche que pasamos juntos
y desde la cual nunca más nos separamos…

***

Pa

¿por qué te decían la araña?

porque todas caían en mis redes.


***


Papá: Cuando nos conocimos yo estaba de novio con Lela

Gabi: Cuando nos conocimos
tu papá me había prohibido llevarme mi ropa
a la casita del Km. 3. Así que yo me iba a mi casa
me cambiaba y volvía.

Papá: A las dos semanas de conocer a Gabi,
le dije que estaba de novio y que mi novia
llegaba mañana.

Gabi: Tu papá nunca lavaba la ropa
la ventilaba.

Papá: Cuando Lela llegó,
con Gabi nos veíamos a escondidas
y nos tocábamos los pies por abajo de la mesa.

Gabi: Yo le lavé toda la ropa.
Como no me dejaba llevar la mía, le usaba la suya.

Papá: A la semana de que llegó Lela, le dije que hablemos.

Gabi: Todo el tiempo tu papá me decía
mirá que yo no me quiero casar eh
y yo le respondía y yo tampoco
ni loca!

Papá: Le dije: Lela tengo que decirte algo:
estoy saliendo con Gabi.

Gabi: Lo primero que le cociné
fue un arroz con albóndigas.
porque a los hombres se les entra por el estómago
decía mi abuela…

Papá: Lela me contestó: Yo estoy saliendo con el Negro Luís.

Gabi: Y así fue que lo enamoré a tu papá.

Papá: Gabi, de verdad pensás

que soy tan estúpido
que me enamoré de vos por un arroz
con albóndigas?

jueves, julio 13, 2006

La abuela polaca

Siempre fue un charco en invierno
el cuerpo de hielo
el corazón de barro.

Llegaba desde lejos
en micro
con un pollo congelado
en una heladerita blanca de tergopor
de hospital público.

Intercambiábamos caricias de patín
siempre a punto de lastimarnos.

Sólo sus ojos se mantuvieron tibios
agujeritos donde nadan peces
agujeritos en el hielo
donde mis ojos se convierten en anzuelos.

Si preguntaran por el principio
diría que el humo entró
por el ojo derecho
y el otro ojo lloró
cargado de barcos
grandes barcos
que le nublaron la pupila
que ardieron en volutas de humo gris

y sus palabras también
ardieron

Por la borda tiraron
al mar
un bulto de trapo

pocas veces la abuela Eugenia
me habla del pasado
no hay nada que le duela más

por la borda
dejaron caer al mar,
un bebe con peste negra


El barco arribó

En la foto del pasaporte
están los cuatro, papá, Elenka
y mamá con mi hermanito en brazos
tachado con una cruz negra…

el barco arribó
y su mamá
corrió a la orilla del Río
de la Plata
y
gritó
y
maulló
y
chilló

y a cambio de su voz
el agua le regresó
su bulto de trapo
pero con otro sexo y con otro nombre.

A estar en guerra se aprende

dijo la abuela hija de polacos
que aprendió, aunque ella
nunca lo estuvo realmente.


***

Al llegar a la Argentina
la familia
se inscribió en un padrón

y se escribió mal
su apellido

szeina
era
szeiner

la abuela Eugenia
es de ascendencia judía

y no quiere saberlo


***

La abuela Eugenia no tiene nada contra nadie
ni contra los judíos, ni los negros, ni los chilenos.

Pero acepta
que tienen ciertas cosas
que hay que aceptar.

son costumbres…

remata la abuela

cargada con ese nazismo senil, inocentón,
y jodido
que tienen los viejitos argentinos.


***

huérfana de madre

a los 13 trabajaba en una fábrica de mangueras

la polaquita nacida en buenos aires
iba creciendo
y cada vez
se parecía más

a marylin

pero no tenía
para hacerse un vestido
más que esa tela azul, irrompible

el regalo peronista
el uniforme proletario.


***

Guadalupe

¿Porque no te operás la nariz?
Un poquito más ñatita
así te parecés a Marilyn Monroe…


***

hubo una vez
un concurso
en la fábrica de mangueras

elegían a la chica más linda
que competía con las chicas más lindas
de las otras fábricas

la chica más linda
era la abuela Eugenia

pero ganó otra que
se conoce
se acostaba con el jefe

***

Guadalupe,
vos sos una reina:
como una reina te comportas
como una reina te tratan.

decía mi abuela


***

lo peor que le dijeron
a ella
la chica más linda
del barrio Stos. Lugares
fue diquera

esto es
que me daba dique
como los barcos en el puerto
me explicó la abuela Eugenia


***

Guadalupe, este año
¿ tampoco te vas a presentar
para Reina de la Nieve?


***

Guadalupe

abre fuego la abuela Eugenia

con todas las vírgenes que hay en el mundo
y te van poner el nombre de la única que es negra!

se ríe
porque es políticamente incorrecta
y le gusta.


***

No, abuela
no estoy más
delgadita


***

La abuela Eugenia mirando
el carnaval de Gualeguaychú
por la televisión :

son como espíritus, mariposas…


***

Cuando tenía 10 años
la abuela vino a visitarnos.

Nos tomamos el 20 para ir al centro
a tomar un heladito.

El colectivo estaba lleno
pero un hombre nos dio el asiento.

Mientras forcejeaba para abrir una ventanilla
me dijo en el oido
hay mucho olor a chileno…

yo me quedé muda, incómoda
sospechando que algo andaba mal
con la abuela Eugenia.

***

resignada y aún sabiendo que me negaba
rotundamente a la fiestita

llama la abuela el día de mi cumpleaños
y voy a la casa con mi mamá

en la puerta hay un cartel colgando
que dice ¡FELICES 15!
en letras de papel glacé

abro la puerta y mi abuelo me recibe
con un ramo de rosas
¡son 15!
grita la abuela Eugenia
y saca una torta de la heladera

encendemos la velita
y súbitamente el plástico brillante del porta velas
gigante con forma de 15 comienza a prenderse fuego
y derretirse sobre la torta

todos corren a apagarlo
yo
me regocijo
y cuando llego a casa
cuento las rosas rojas
son 13


***

a los 16

Guadalupe, con el pelo tan corto
van a creer que sos un varoncito…


***

a los 17

vos que sos tan blanca
si te oscurecés el pelo así
queda ordinario, no te parece?


***

al otro día de mi cumpleaños número 20
me llama la abuela Eugenia desde Bariloche:

¡feliz cumpleaños!

Gracias, abuela.

¿saliste a bailar con tus amigos?

Sí, abuela.

¿y te sacó a bailar un mozo?

No, abuela.

La puta madre! eras tan linda…
ibas a ser reina! En fin
vienen las pascuas
que Dios nos ayude a todos





(nostalgias pueblerinas, también extraño a la abuela Eugenia y al abuelo Cholo)

miércoles, julio 12, 2006

Hippie dreams III

Desde que vine a estudiar a Buenos Aires
con mamá hablamos varias veces por semana,
esa es la razón de lo abultado de mis cuentas telefónicas.

Cuando ella me habla de la casa, del jardín, de mis hermanos
yo adoro la teletransportación.

Me cuenta lo que hicieron el fin de semana, por ejemplo:

el sábado a la mañana con mi papá
agarraron todos los libros de la biblioteca
y los limpiaron mientras tomaban mate en la cama,
los fueron comentando y tropezaron con algunos tesoros
entre las hojas.

Una flor seca cortada en Ouro Preto por mi papá
antes de conocer a mi mamá, una foto del Negro y la Pancha
sacada en la época en que él bailaba en el musical Hair,
un boleto capicúa Chacarita-Stos. Lugares
adentro de Así hablaba Zaratustra del año en que nací yo,
dedicatorias de amantes, de novios y novias prehistóricos.

¿cómo puede ser que en 24 años que vivimos juntos nunca leíste este libro?

Separaron libros para regalar a la Biblioteca Sarmiento,
y libros para recomendar a mis hermanos,
después por común acuerdo arrancaron las hojas
amorosamente caligrafiadas por otros,
las leyeron por última vez
y las fueron quemando con la poda del Sorbus
en el tanque de nafta de mil litros en el jardín.

Mamá siempre me cuenta estas cosas
y me deja la sensación cursi de que quizás exista
un escarpado camino que precede al amor verdadero y quizás
yo pueda subirlo.


***

Cuenta la leyenda que hace 23 años
en la parada de colectivos del Km 6.400 Av Bustillo
mientras corrían a subir el colectivo de la línea 20
mi papá le gritó a mi mamá ¡Viene el Día de la Primavera!
¿querés que nos casemos? y que luego de sacar los boletos
ella dijo
sí, quiero.

También cuenta la leyenda que
al enterarse mi tía Sandra, la hermana menor de mi papá,
envió una carta desde Stos. Lugares que comenzaba diciendo
Claudio no nos abandones…

El 21 de septiembre de 1983
asistieron al registro civil de S.C de Bariloche
todo 5to, 6to y 7mo grado
de la escuela 16 turno mañana
donde daba clases mi mamá
y algunos compañeros de feria.

Como testigos estaban Alejandro
que además hizo los anillos y una chica…

El único familiar presente
fue la abuela Nelly que cocinó la torta
y la decoró con dos muñecos hechos a mano por ella:
un artesano vestido con chaleco de cuero, con un martillo colgando del pantalón
y una maestra con anteojos en delantal blanco con un cuaderno bajo el brazo
agarrados de la mano.


***

Este año el aniversario cayó jueves
llamé para felicitarlos
papá me contó que justo el día anterior
se había ganado en el supermercado
dos botellas de champgne.

Mamá me contó que cuando se despertaron
mientras tomaban mate en la cama
mi papá le dijo:
vos sos mía
a lo que ella contestó:
no, yo soy mía
el retrucó:
vos sos mía
lo dice la libreta...

Mi mamá me contó que hace tres días
él no se cambia la camiseta, porque ella le dijo
que así vestido se parece a Marlon Brando.


martes, julio 11, 2006

La cuarta dimensión

Cuando la abuela Nelli se vaya, no sé
me imagino que va a tener que pasar algo
sus cosas van a estar como siempre, ahí amontonadas
pero nos va a entrar un miedo rotundo

vamos a tener que creer en todo lo que ella creía
llenarnos de estampitas las billeteras
y de péndulos los llaveros
conseguir agua bendita, un rosario tibetano, monedas chinas
meter ruda en los zapatos y muérdago en los umbrales
colgar ajos por la casa, aprendernos un mantra y
vestirnos de naranja como sai baba

vamos a estar solos
pero sabremos
muy bien
donde está

estoy en ese lugar, donde uno dice
quiero una naranja!
pone la mano así...

y la naranja se materializa.

(nostalgias pueblerinas, extraño a mi abuela)
el poema

si agarràs este hilito y tiràs,
vas a deshilacharlo un poco
si seguís tirando, podes destejerlo todo
haces un nudo con la punta del hilo
en la punta de tu dedo
y entras a enroscar y enroscar
tan rápido que parecés una maquina
empezás a formar un ovillo
cuando te aprieta demasiado
lo estrujas para sacarlo
y le haces un moño

mañana te sentás tranquila y lo escribís otra vez

o encabalgás las estrofitas sueltas que es más fácil
les hacés un agujerito con el taladro
y por ahí pasás un cordón
o un cable de Entel, de esos de colores
que ya no hay

(te acordás! los juntábamos por la ruta
para trenzar pulseritas y collares
porque yo era tu hija y vos eras re jipi
y maestra y nos divertíamos mucho más...)

pero si así igual no te gustan,
juntás una estrofa con otra
las sufilás muy prolija
seguís un molde
como un mapa de extrañas geografías
cortas por la línea de tiza
y no te equivocas nunca

cosés una tela gigante
te envolvés en un capullo
y esperas sentada
como un bicho canasto

que mas tarde te juro
yo paso a visitarte

(nostalgias pueblerinas, extraño a mi mamá...)
Bahía serena

una noche de invierno
después de cenar
me sirvo un vaso de vino tinto
contesto el correo
escucho un disco que no conocía

abrigada con moderación
salgo a la ruta
caminando sola
me siento a gusto
porque el pueblo es mio
en su totalidad dormida

el camino baja
encorvado, curioso
y se me cruza ahí, adelante
una liebre

también ella es mia
la corro por el desvío
que va a la playa

con cualquier luna
me conformo
y con cualquier lago
que sea negro
y tenga adentro
un monstruo prehistórico
con cuello largo y ojos saltones



(nostalgias pueblerinas)
Los hijos
a veces tenemos
esa ingenuidad o esperanza
esa soberbia de ser
motivo suficiente para que
mamá y papá
sean felices.

Los padres
tienen siempre
una certeza
un autoritarismo
ese deseo de ser
garantía suficiente
para la conservación
de sus hijos: todos

estamos solos.

domingo, julio 09, 2006

Fuimos, tal vez

el avance de una película de Jarmush

te profane como si fueras un cuaderno de poemas ajeno
encontrado sobre la cama
y me gustaba que me toques así
midiendo mi pulso

te miraba igual que a una brújula
pero eras un reloj
un estetoscopio, un termómetro

tenías el magnetismo que atrae
hacia las vías o hacia las tripas
de un bolso violado en la vía pública

nunca la paz de una pecera
o el interior del horno caliente

tuve que dejarte ir
como la intermitencia
de claros y oscuros y rostros
detrás de una ventanilla
que se lleva el subte

pero que pena ya no morder tu piel de fruta con pelusa
que pena no alcanzarte como antes
como la punta de aquel árbol del que siempre me caía.

sábado, julio 08, 2006

el horizonte parpadea con el primer sol

en mi
todo está desmoronado
como si fuera yo
un viejo país europeo
por donde una mujer
camina temprano
a conseguir pan

¨ Te vejo, agora, como a mim mesmo,
em um lugar estranho, à distância infinita,
em um passado mítico,
um não-lugar qualquer ao qual poderíamos novamente
e novamente retornar...¨


Homo viator

si vinieras o vinieses
con tus botas cansadas
yo guardaría el barro de tus suelas

daría de comer a los ratones
que te muerden el cuello y las mangas
de la camisa, cambiaría los botones
como si fueran dientes

como un fantasma oiría
el crujir de mis costillas
con tu amor callado
de boa constrictora ¡Ay!
si volvieras

y te quedases

II

me toca, me aprieta
percibo la blandura de mi cuerpo
siento lo que él siente
con tu loca y sensual danza faces me sentir uma mulher
dice


III

no quisiera interrumpir este silencio
tan duro pero tan frágil
no quisiera verlo estallar
en una lluvia de palabras-esquirlas

no quisiera interrumpir este silencio
pero me es imprescindible decirte que
no quisiera interrumpir este silencio

para sergio meu amor fora do tempo

viernes, julio 07, 2006

Oh! mis amantes,
hoy me despido de ustedes
mis más queridos amantes…


Salud! Marcelo

Que no fuiste el único,
pero fuiste el primero…

Salud! Richard

que no te abandone la suerte
y una mujer madura y rica
finalmente te adopte.

Salud! Hueso

nunca recordaré tu cara
pero sí la luna, el río
y los álamos de Corralito.

Salud! Ezequiel

el mago, eras hermoso y
vivías drogado.

Salud! Ezequiel

el colo, yo quería ser tu novia
y quedaste embarazado.

Salud! Mauro

que tu alma se vuelva sencilla
y tu madre nunca,
nunca se canse de alimentarte

Salud! Alejo

que el mundo te sea generoso
y perdone tus imprudencias.

Salud! Mario

que te diviertas
que tu muerte sea rápida
y violenta.

Salud! Martín

Que no fuiste el último,
pero sí, el privilegiado.

Salud! Santiago

Que el pito se te caiga
y alguien lo pise.

Que la vejez te vuelva alegre
y sabio. Que brindemos cada vez
al encontrarnos.

Salud! Eric

que en tus sueños puedas
empujarme por las escaleras.

Salud! Juan

que tengas una vida feliz
y mañana te despiertes
de mi, como de un sueño.

Saude! Sergio

que dijiste:
con tu loca y sensual danza
me faces sentir
uma mulher.

Salud! Amigo mío

que tu hogar sea dichoso
y un día mis hijos, te llamen
tío.

(hasta aquí llegue, después me despido del resto…jajaja! )

jueves, julio 06, 2006


Me mirás de esa forma

y suavemente entorpecida
por el coito,
por un extraño entramado de tejidos nerviosos
y pasillos oscuros, va mi imagen y va mi voz
sonámbulas hacia tu cerebro.
Te pregunto en qué pensás:
en nada...

es el eco de mis pasos
el que resuena en tus palabras.
cresta de gallo

el cuerpo tieso
en el florero

soportando el peso
de sus propias flores

los pétalos rojos
aterciopelados estállan

se quiebra el cogote

y las semillas negras
van a sembrarse sobre la superficie
yerma del mantel
el fútbol!

olvidé el fútbol...

como pude olvidarme de los viejos tigres lastimados?

(padres de niños labrando su futuro)

porqué olvidar las estrellas negras,
los campeonatos que sí ganamos?

para P.M

miércoles, julio 05, 2006

la vida es un poema, amigos tenía que contarles esto...

el domingo amanecí delirando de fiebre
en mis 38 y medio
soñaba que Sorín me llevaba en brazos a la guardia del Fernandez

me bajaba los dos pisos por escaleras de mi casa, unas escaleras eternas en espiral
y entrábamos al hospital yo a upa en bombacha y musculosa
él en short y camiseta de futbol
cuando entreabría los ojos veía a las enfermeras
muertas de envidia susurrar y señalarnos, mietras Sorín corria conmigo en brazos

con su melena morocha ondulando por los pasillos blancos interminables
y los médicos le gritaban ¡vamos argentina!
Yo
que lleno todo
de alegría y juventud

con el pelo recogido

fumo el tabaco
de los cowboys

observo el teléfono celular
junto al cenicero
el cenicero junto al vasito de la soda
el café descafeinado

sin llegar a la espuma
eres polvo!
veneno del viento
oh, edulcorante
la escritura sirve

cuando me pregunto
si todo fue mentira

encuentro tus cartas
las leo
y me consuelo

pienso en vos
y sufro un poco

alguna vez dijiste

pienso en vos y sufro un poco
con el ímpetu y la torpeza

de las principiantes
se desnudó en la terraza
la luna llena, llena
y ella sin luz
hambrienta

pude ver
lo plateado del momento:
la luna y los vecinos
del edificio de enfrente

pero claras

y redondas
como lunas llenas
huyeron rodando
mis ganas.

martes, julio 04, 2006

PIEDRAS DEBAJO DE LAS PÌEDRAS

*

las persianas tempranamente bajas
inclinan la luz del día
hacía el centro de la habitación

el aire abandona nuestros cuerpos
y nos hundimos

hay olas debajo de las olas

el agua nos lava
como a sus piedras

ni muertos ni dormidos
brillamos

recostados en el fondo
de un río

uno al lado del otro

hay piedras debajo de las piedras

no quedan peces
se fueron

la tarde pasa
sin que nos demos cuenta

sin ojos, sin bocas
quietos
como piedras

inmunes a la corriente

en el remanso de las horas
nos acompañamos


*
mejor que prometer…
dijo uno

y cayó
como una piedra

no hay negro más negro
que el de los ojos de los peces

mejor que prometer…
dijo uno

y el río que adoraba su cuerpo
lo dejó que caiga

siempre el suelo se agita por debajo

hay olas debajo de las olas
y piedras debajo de las piedras

allí donde duerme el mar
y la resaca de las olas
trae a la orilla carcazas
de viejos espermatozoides
allí

mejor que prometer…
dijo uno



*
mejor que prometer…
dijo uno

y los días
lo masticaron

nada
escenas de la normalidad matrimonial

nunca se llega
siempre el suelo se agita por debajo

mejor que prometer…
dijo uno

y anduvo en auto por la ciudad
y durmió en él
en una calle cualquiera
con un poco de frío.

lunes, julio 03, 2006

déjenme sola

buscar como la flor
rastrera y posesiva

la ensoñación adictiva de la luz

no quiero ser ese animal culposo
que entibia la cama de quien lo alimenta

quiero abrir lentamente los labios del aire
como pétalos

déjenme sola
solita sola
LA CORTADERA

hace cortes perfectos
pero invisibles en el aire

hojas de navaja
que el viento afila

dibuja líneas rojas en las manos

sólo los pájaros saben acariciar
sus largas hojas como cuchillos
con garra firme, con suavidad

ella se dobla bajo su peso
como quien llora ante un reto merecido

¿Qué hiere el alma resentida de la cortadera?
AZUCENA

tijeras desafiladas
el fermento de las uvas propias
en los ojos
el verde fulgurante
de una droga antigua

intento describir mi afán
por la perfección más turbia

la carne blanca
de las azucenas
se macera en su propio llanto

hueles el sexo
muerto de las flores?
Soñé que te hacía el amor.

Pero no te asustes…
Soñé que te enseñaba algo, te llevaba
hacia un lugar desconocido.

Era el amor del cuerpo, el amor
imposible para nuestros cuerpos.

Es larga la vigilia del arrepentimiento

no sé si querías
o no querías, te dejabas

de algún modo. Soñé que te hacía el amor
y era un rito de iniciación.

Como quien duerme en el tren, acompasada
a los humores del sueño, al ritmo de los resortes
del colchón, de los grillos y el ventilador
desperté.

sábado, julio 01, 2006

(jipi dreams) PAPAS

Fue en los años de Alfonsín creo. En la Era de la Papa, previa a la Era de la Polenta.
Mi casa era todavía un cascarón blanco empollado en la tierra negra y cruda, rodeado de cipreses.
Por la ventana de la cocina se veía la casilla del gas con las garrafas, que ya avanzados los noventa con la llegada del gas natural, dejó de servir y la demolieron. En el lugar quedaron solo las malvas que la rodeaban. La copa frondosa de la madre selva aún dejaba ver la calle. Y el arenero lleno de palitas y tachitos donde yo jugaba, no era el cantero de la lila que hicimos cuando mi hermano más chico creció.
Ese año, con el último premio que había ganado mi papá en el certamen de pintura provincial que ganaba todos los años (contaban con ese premio como con el sueldo de maestra de mi mamá) compraron una bolsa de papas gigante y una de cebollas en Díaz Hnos, la distribuidora de frutas y verduras que quedaba en Dina Huapi. Varios vecinos se juntaron y cada uno compro su bolsa. Les hicieron precio al por mayor.
Cuando iba a jugar a la casa de Cathy y Alejo comíamos papa, en lo de Nehuén comíamos papa, en lo de Eli y Nati a veces no, en lo de André y Tania a veces tampoco.
En mi casa comíamos papa al horno, puré, buñuelos con queso, croquetas de papa con cebolla rallada (la receta de la abuela polaca), papa al horno con leche, pastel de papa, papas fritas, papa hervida con huevo, papa.
Fue en esa época la única pelea que recuerdo de mis padres. La única que me dio miedo de verdad.
Discutian a los gritos. De pronto, mi mamá me puso la campera (esa azul de plumas que me había regalado la tía Pilar) y nos fuimos las dos de la mano, caminando rápido bajo la lluvia helada que avisaba el final del otoño, sin paraguas, porque en Bariloche a los paraguas se los lleva el viento.
Íbamos muy rápido por la calle empinada, su mano me agarraba fuerte, íbamos como los arroyitos marrones, llevadas por el envión de la pendiente. Había muchas lombrices. Quería parar a mirarlas como hacíamos cuando volvíamos del jardín. No me daba tiempo y mis pies se sucedían al borde del tropiezo, sin siquiera esquivar los charcos. Las botas de goma como barcos amarillos brillaban exaltadas por el agua.
Caminamos kilómetros por el borde de la ruta. Yo no estaba cansada. No me animaba a estarlo. Mi mamá decía cosas, pero no me hablaba a mi.
Tengo hambre, dije por fin, y nos quedamos quietas. Como si la lluvia se hubiera detenido en seco, mi mamá me miró. Cruzamos la ruta, y empezamos a caminar para el otro lado, despacio. La lluvia no había dejado de caer. Mirá una lombriz, me dijo y sonrió ¿Porque cuando llueve hay tantas lombrices, ma? Porque se les inunda la casita y salen a pasear, a las lombrices les gusta mojarse, hasta que sale el sol y vuelven.

Hace poco le pregunte a mi mamá si se acordaba de aquella caminata, tenía la sensación de que nunca había sucedido. Sí, me dijo. Entonces le pregunté si se acordaba de la pelea. Sí, me dijo. Era un mediodía. Un sábado. Miraba llover por la ventana de la cocina mientras preparaba el almuerzo. Tu papá se acercó y me preguntó que íbamos a comer. Luego miró la bacha llena de cáscaras de papa, el agua de la olla que hervía, me miró a mi y me soltó: Y de postre… ¡papas!

Cuando volvimos, encontramos a mi papá parado al resguardo del alero, apoyado sobre una pala a modo de bastón, había hecho canaletas para encauzar los arroyos marrones, pero ya se habían rebalsado y, sobre el césped recién sembrado miraba avanzar el barro.