martes, marzo 03, 2009



Atiéndeme...


Quiero decirte algo
que quizá no entiendas,
doloroso tal vez.

Escúchame...
Que aunque me duela el alma
yo necesito hablarte,
y así lo haré.

Nosotros,
que fuimos tan sinceros,
que desde que nos vimos
amándonos estamos.

Nosotros,
que del amor hicimos
un sol maravilloso,
romance tan divino.

Nosotros, que nos queremos tanto,
debemos separarnos
no me preguntes más.

No es falta de cariño,
te quiero con el alma.
Te juro que te adoro,
y en nombre de este amor,
y por tu bien, te digo adiós.

Nosotros, que nos queremos tanto,
debemos separarnos
no me preguntes más.

No es falta de cariño,
te quiero con el alma.
Te juro que te adoro,
y en nombre de este amor,
y por tu bien, te digo adiós...


Esta casa ya no es mi casa,
quedan los rastros, medio limón en la heladera,
pedazos de electrodomésticos cuya función es irreconocible, un colchón, una pila de cassettes, esas plantas que nunca quise y que nunca me quisieron,
una bolsa con ropa que ya no uso, partes enclenques que apenas alcanzan
para reconstruir la intimidad de mi estadía, una cortina de ducha enmohecida, un shampoo casi acabado, libros que junté en la calle pensando que eran tesoros invaluables de la literatura universal, latas con pintura reseca en la terraza y 35 envases de cerveza.
Esto es solo lo que alcanzo a ennumerar, el resto son los olvidos y la melodía empalagosa de un bolero tarareado entre cajas de cartón.

Para quienes quieran seguir en contacto, dejo mi e-mail

guadalupe.muro@gmail.com

Y ahora vayansé que quiero estar sola

vayan por el mundo

a que los besen muchos labios
a conocer mucha gente
así me comparan hoy
como siempre.

HEIDI

martes, febrero 03, 2009

Amigo,
hoy me abrazaste en un sueño

me despertaron, inevitables: la tarde gris,
las balizas prendidas de los autos en carabana,
los árboles sin sombra sobre el césped interrumpido
por la geometría absurda donde arrojamos nuestras flores.

en memoria de Ivan Rubenoff (1985-2008).
"Suelo evocar con rencor a la gente que, mayor en mundo, tuvo mi verde destino entre sus manos -destino tan obvio o tan importante como el de cualquier mortal- y no hizo más que paralizarlo. No es que requiera la fórmula de vida ni el consejo edificante, sino que me permitieran respirar por mis propios medios y equivocarme sin inquisiciones. Con generosa intención, con protectora conciencia, Juan Ramón me destruía, y no tenía derecho a equivocarse porque el era Juan Ramón y yo nadie. Sólo alguien que esperaba el diálogo y recogía la torpeza."

María Elena Walsh
Fantasmas en el parque
Alfaguara

viernes, enero 30, 2009

Si yo fuera la presidenta

de todos los argentinos y todas las argentinas

¿Practicaría en el espejo?

Si yo fuera la presidenta

llegaría muerta de hambre a casa

y vos en la cocina esperando con sopita Knorr.

Me comería todos los petifua en las reuniones

o me llevaría una vianda en un taper?

(le pediría a mi secretaria que se vaya de una corridita

a comprar comida al restaurante peruano de congreso)

llegaría a la noche demolida, tendría

voluntad para lavarme los dientes?

para tomar una cerveza en Pachamama?

Acostada al lado tuyo, te pediría por favor

que me leas un cuento, vos dirías tranquila princesa

va a estar todo bien, va a salir todo bien…

A donde se van?

a donde se van todos cuando se van de la plaza?

con esa euforia, con esas ganas de hablar, con este frío...

Si yo fuera la presidenta me los llevo a tomar vino a mi casa.

En que momento me pinto las uñas? quien haría la comida?

quien se ocuparía de que en casa siempre haya

papel higiénico?

Si yo fuera la presidenta tendría sueño? tiempo? ganas?

y si la presidenta tiene nauseas? y si se embaraza?

y si quiere dormir todo el día? y si se enamora

del ministro de economía?

Y si se harta? Y si le dan unas ganas bárbaras

de irse volando en helicóptero?

miércoles, enero 21, 2009

hirshhom museum, agosto 2008

martes, enero 20, 2009

central park, junio 2008

martes, diciembre 02, 2008

Yo no fui es una Asociación Civil y Cultural sin fines de lucro que trabaja en proyectos artísticos y productivos en los penales de mujeres de Ezeiza y, afuera con las mujeres que han recuperado su libertad.

Acá http://es.youtube.com/proyectoyonofui pueden ver los videos de las lecturas del 2do Festival de Poesía donde leí como invitada.

Acá http://www.proyectoyonofui.blogspot.com/ el blog del proyecto ¡Pasen y vean! ¡Vale la pena!


Yo no fui en el Rojas - 4, 5 y 6 de diciembre

Supermercado de arte y diseño
4, 5 y 6 de diciembre de 10 a 22 hs.

Durante tres días se exhibirá el trabajo realizado por Yo no fui en las cárceles de mujeres de Ezeiza y en los talleres con las mujeres que han recuperado su libertad.
Lectura de poesía del taller de la U. 31 y del taller de afuera. Muestra de fotografía del taller de la U. 31. Proyección de videos. Presentación del disco No me digas que no. Venta de los productos realizados en los talleres de encuadernación, diseño textil y serigrafía.

Inauguración: jueves 4 de diciembre a las 18 hs.

(clickear acá para ver programación)

Centro Cultural Rector Ricardo Rojas - Corrientes 2038


Agradecemos al Centro Cultural Ricardo Rojas, al Centro Cultural de España en Buenos Aires, a la Escuela de Fotografía de Aldo Bressi, Mapa de las artes y a la Direcciòn Educación del S.P.F.

martes, noviembre 04, 2008

SE BUSCA
nuca recien rapada, aro en la nariz, ojitos chinos,

porta armas y consume estupefacientes,
peligrosa.

lunes, noviembre 03, 2008

NY it's a city full of love
(diario -de recuerdos- de viaje)

hablabamos con La Gorda, ella viaja seguido a España, me decia, vos tenes que viajar, vos tenés que viajar y fantaseabamos con usarle las millas a mi papa para irnos a NY, y ahi que hacemos?
nada, caminamos y dormimos en una caja en el Central Park, como Basquiat, porque claro está que íbamos sin plata, era solo la idea de tomarse un avion gratis a NY y volver.

No paso ni un año desde aquella conversacion, volví hace 10 dias de NY. Un dia en el verano en mi casilla de mails habia uno que decia en el asunto, UNA IDEA LOCA.
Era Maela, decia que se habia dado cuenta que le salia lo mismo pagar el Summer Camp para sus hijos que pagarme a mi los pasajes para que vaya a cuidarlos durante el verano mientras ella y su esposo trabajaban. Y que además ese plan le gustaba más, que podía ayudarlos a reforzar el español.

El 27 de junio me tome un avion a Washington. Mi primer vuelo en avion fue a los 3 años, teniamos que viajar a Buenos Aires con mi papá, y cuando vi aquel monstruo volador que iba a llevarnos hasta las nubes pregunte: tiene baño?

Despues hubo otro vuelo, a los 5 años, no recuerdo muy bien, pero creo que alguien debia un favor a mi abuela, y por eso nos ubicaron a a mi mamá, mi hermano Valentin, que era un bebe recien nacido y a mi en un solo asiento, en un avion militar, uno a upa del otro. Los asientos tenian la espalda pegada a las paredes del avion, y el cinturón de seguridad se cruzaba como una cruz por delante, no podiamos mirar por la ventanilla, recuerdo todo en un tono muy verde, y que viajabamos rodeados de familas de militares, y que en un momento repartieron jugo de naranja a todos los nenes, y que a mi no me dieron.
Después no hubo más vuelos. Pero durante varios años tuve una pesadilla recurente, donde repartian jugo de naranja a todos los nenes menos a mi. A veces sucedìa en un cumpleaños, y otra veces una especie de acto escolar.

miércoles, octubre 29, 2008

Hola Guadu,
No podré concurrir porque estoy en medio de mi mudanza. Pero me encantaria. Tu libro siempre me acompaña.
Que salga todo bien y como decimos los musicos "MERDE!"
a continuación de este email te mando un texto de Roberto juarroz que quizás te interese.
Un beso
Claudio Mendez

Dice Octavio Paz, en alguna parte: “toda gran poesía debe enfrentarse con la muerte y ser una respuesta a la muerte”. Por ello, si esto es cierto, la poesía es la más alta forma de la sinceridad humana, y también de la osadía del hombre. Y he pensado que, en este enfrentarse con la muerte, la poesía actual ha descubierto otra cosa: lo que el hombre necesita no son respuestas, las respuestas son imposibles. No existen respuestas como formulas o como objetos que nos den la solución de esta cosa sin solución que es la vida y la muerte del hombre. Lo que la poesía busca no es el confortable recurso de una respuesta, sino algo mucho mas grave y más importante para el hombre, que es, ante la imposibilidad d respuestas, crearle “presencias”que lo acompañen. La poesía crea, no soluciones, no formulas, no recetas fáciles para la vida, si no “compañía” para la vida”. Y en este enfrentarse con la muerte llega al extremo, llega también a transformar la muerte en una presencia. Quizá esto ayude a comprender esa asombrosa posibilidad, en el ser humano, de lo que llamamos creación, a través del arte y la poesía. ROBERTO JUARROZ-POESIA Y CREACION

lunes, octubre 27, 2008

LEEMOS EN FEDRO:

Guadalupe Muro, Karina Macció

Alex Piperno (Uruguay) y Mariano Blatt

Jueves 30 de octubre a las 20 hs.

en FEDRO: Carlos Calvo 578


Coordinan el ciclo:

Florencia Walfisch/ Ana Lafferranderie

poesia@fedrosantelmo.com.ar



Fedro San Telmo
Carlos Calvo 578
4300-7551
http://www.fedrosantelmo.com.ar/
info@fedrosantelmo.com.ar

martes, octubre 14, 2008

El muchacho de los poemas y otro helados…

Cuando Osvaldo Bossi nos propuso a Santiago Roaux y a mi, que nos ocupemos de la presentación del libro “El muchacho de los helados y otros poemas…” publicado por la Editorial Bajo la Luna, me dije a mi misma: haga lo que haga no será una típica presentación de libro que empieza diciendo: Cuando conocí a Osvaldo… ese gesto arrogante de remarcar la proximidad con el autor, de reclamar protagonismo.

Empecé a escribir, recurrí a las notas que había tomado en un cuaderno luego de leer el libro exhaustivamente y subrayarlo y marcarlo con flechas y crucecitas, tenía todas mis ideas desvinculadas y enunciados correctos pero que me resultaban vacíos como por ejemplo el autor trabaja con material autobiográfico y un lenguaje coloquial muy logrado en una evocación a la infancia bla, bla, bla … Como el río cuando crece, mi texto me arrastraba lentamente a un sinfín de terrenos fangosos, de donde sólo podía salir agarrada a una rama que milagrosamente aparecía sobre mi cabeza: el libro siempre firme me rescataba una y otra vez de mis pretensiones. Sin darme por vencida empezaba a escribir otra vez, sólo para desembocar en el mismo pantano donde uno siente que las palabras que ha escrito no están diciendo nada. Finalmente miré mi texto y quedé desolada al ver que lo único que la correntada había dejado intacto era el título: Presentación del libro “El muchacho de los helados y otro poemas…” de Osvaldo Bossi.

Entonces me levanté de la silla y me fui. Caminé largo rato por el jardín de la casa de mis padres, la casa de mi infancia. Pensé en los 17 años que había vivido allí, en que todo seguía más o menos parecido. En la partida hacia Buenos Aires, en los intentos fallidos de estudiar la carrera de Imagen y Sonido, de la suerte de haberlos transcurrido porque allí conocí a Santiago, pensé en el desconsuelo de estar sola en una ciudad desconocida donde nada había salido como lo esperaba….caminaba y pensaba y seguía con un poco de mal humor cuando me di cuenta de que era exactamente por allí por donde debía comenzar, por el principio.

Cuando lo conocí a Osvaldo, él dictaba un taller de Escritura Poética junto a Walter Cassara, que continúa funcionando, en el Centro Cultural Rojas, yo no lo conocía, no había leído sus libros, me había anotado de forma azarosa en el taller, buscando un plan B que justificara mi permanencia en Buenos Aires.
Antes que todo lo conocí como docente.
Es probable que al escuchar esta presentación, quienes me acompañan en la mesa se sonrojen, también es probable que sonrían así que voy a continuar. Esta primera experiencia de taller a su lado me marcó profundamente, a tal punto que relegué mis planes de cineasta, aunque sea por un tiempo, para dedicarlo a la escritura.
Más tarde al leer sus libros y conocerlo como escritor, tuve otra vez la sensación que experimenté al entrar al taller, la de haber encontrado un pequeño tesoro escondido, un rayo de luz que atraviesa la ventana e ilumina las motas de polvo que flotan en el aire. Una intensa satisfacción.

Pasaron cuatro años, y las vueltas de la vida me han llevado a conocerlo como amigo.
Al leer por primera vez “El muchacho de los helados…” recordé un conversación telefónica que habíamos tenido hace bastante tiempo, cuando Osvaldo se encontraba escribiendo el libro, una conversación simple, de esas entre gente que escribe, que tiene la ridícula costumbre de por ejemplo encontrarse fugazmente en el subte y preguntar uno al otro Y? estás escribiendo? Como si la respuesta contuviera no se qué información importante. Sin ser una excepción le pregunté ¿Estas escribiendo? Y Osvaldo me respondió -Sí, escribo con una gran dicha.

Creo que al leerlo eso es lo primero que se siente: es esa música del heladero que viene desde quién sabe que fantástico lugar a despertarnos. Dice el poeta:

“Todo hubiera seguido
en esa calma chicha, si a lo lejos
no se hubiera escuchado el silbato
del heladero.”

Como si este sonido nos interpelara directamente, interrumpiendo la calma chicha de la memoria y nos convirtiera de pronto en niños golosos, que se impacientan e intentan conseguir su cucurucho, revolviendo en el recuerdo.

Es la música de la emisora de radio que en las tardes de calor pasaba todas las canciones de moda, este libro que nos habla francamente de la experiencia del amor, de su temprano descubrimiento, plasma con destreza la ambigüedad propia de todo comienzo, incluso el del placer, los tropiezos que damos al comenzar un camino desconocido, las torpezas que se tienen al aprender un oficio, este libro canta a la vez que la nombra su propia música, por momentos pareciera sintonizar un bolero desgarrador, por momentos una canción comercial de esas que se apoderan de nuestros cuerpos y nos hacen marcar el ritmo con un pie sin mayor esfuerzo.

Es la música del habla popular que resuena en los refranes que el poeta rescata, como monedas que han sido opacadas por el tiempo, pero que bien lustradas relucen como soles. Así es que en el libro, salen ratas por tirante, no corre una gota de aire y los heladeros pasan cada muerte de obispo, pero esto magistralmente aviva la musiquita de la infancia en lugar de anestesiarla, la vuelve a significar.

No es mi intención hacer de esto una gran crítica literaria como se habrán dado cuenta, es más bien y humildemente, compartir con ustedes la obra de este poeta generoso que nos invita a abrir la tapa de este libro como si en realidad estuviéramos abriendo la tapa de la heladerita ambulante del heladero y nos dedicáramos por un momento a recibir esos copos de agua empalagosa en pequeños cucuruchos para saborear hasta el final.

Para terminar creo que el libro, y Osvaldo me sabrá disculpar, tiene un nombre equivocado, debería llamarse “El muchacho de los poemas y otros helados…”






























Ruinas de San ignacio, Misiones, 2007
foto: mi papa

sábado, febrero 23, 2008

Benroth

La noche de mi cumpleaños número 6, comimos pollo al horno con papas y para soplar las velitas, mis papás me sentaron arriba de la mesa.
Mi papá se acercó con un regalo. Yo sabía bien lo que quería.
Me dijeron cerrá lo ojos. Los cerré, papá puso el paquete entre mis manos. Al tacto era posible, una caja rectangular, larga. No quería abrir los ojos. Sería demasiado tarde cuando los abriera. Todo era posible si no los abría. Los abrí, en mis manos la caja rectangular forrada en papel verde. Muy despacio empecé a abrirlo con una sonrisa. Ya me daba cuenta de lo que estaba pasando, pero mantenía mi sonrisa para mamá y papá. Una sonrisa para cuidarlos. Para que nadie se sienta mal.

Una caja de chocolate. Una caja rectangular y larga de chocolate Benroth ¡Gracias!
La sonrisa ahí con ganas de llorar, la sonrisa ahí para mamá y papá, para cuidarlos. Yo entendía, todo entendía y tenía ganas de llorar y me reía y decía ¡Gracias ma! ¡Gracias pa! Y los comprendía y perdonaba y que tonta, por un momento pensé, pero no, eso a mi no me pasa, eso le pasa a Naty, a la Anu, a la Gabi…

Abrí la caja…dijeron ellos. Bueno la abro, me gusta el chocolate. La abrí.
Entre las paredes plateadas metalizadas como en un sarcófago la Barbie Gym. La Barbie Gym con sus polainas rosas, blancas y celestes, con sus calzas fucsias, la Barbie Gym en zapatillas rubia y sonriente. No Shara Key con sus débiles muslos que se hundían o sus frágiles articulaciones que la dejaban de pronto sin una pierna. No, Barbie Gym, suave y turgente dentro de una caja de chocolates Benroth.

domingo, octubre 21, 2007

jueves, septiembre 27, 2007

Hippie dreams IX


Mamá hacía dedo en los aeropuertos.

Mamá era refugiera de montaña.

Mamá vendía su ropa en los trenes para pagarse el pasaje estación a estación desde Lima hasta Santiago.

Mamá pedía plata en los aeropuertos para viajar a Miami a ver al gurú Maharaji.

Mamá quería estudiar Psicopedagogía en Mendoza.

Mamá vivía en una pensión en El zanjón de los Cerezos, caminaba 12 kilómetros hasta la facultad y trabajaba en la vendimia para pagarse los estudios.

Mamá no estudió Psicopedagogía en Mendoza.

Mamá tejía gorritos de lana para comprar el pasaje de vuelta, mamá dejó el zanjón de noche y apurada y se fue a vivir con las monjitas.

En el Zanjón de los Cerezos no quedó nadie. Se los llevaron.

Mamá no esperó más, volvió a dedo en un camión, mamá bajaba en cada estación de servicio y fingía hablar con su padre.

Mamá le mintio al camionero: mi papá es militar y si a mi me pasa algo te hago desaparecer.

Mamá tenía miedo.

Mamá volvió y se inscribió en el magisterio.

Mamá es maestra.


martes, agosto 28, 2007

Hay cosas que uno debería callar. Cosas que merecen no ser dichas. Está en la naturaleza intrínseca del secreto, la soledad. Ocultar es un modo de ser libre.
Pero aún cuando la mirada de cualquier perro confirma nuestra existencia como materialidad y movimiento, no parece suficiente. Decir es consumar.
Por ejemplo aquella madrugada hace tres años en Bariloche, al pasar por la puerta de tu casa, atravesé la tranquera, rodeé la casa, busqué a tientas en la oscuridad de la noche la pila de cajones de manzana junto a la cual nos sentamos muchas veces en silencio a mirar el pasto y fumar y pronto se convertirían en leña para tu cocina económica.
Seleccioné los cajones que me parecieron más firmes y los fui llevando de a varios, intentado no hacer mucho ruido, aunque borracha la noción del propio movimiento y sus repercusiones se distorsiona. Pronto estuvieron a mi lado tus perros atraídos por el ruido que, al reconocerme, no ladraron si no que siguieron mi peripecia con la cola baja y un poco alegres.
Con los cajones hice una prolija pila contra una pared y comencé a treparla. No parecía tan difícil, pero las tablitas se quebraron y uno de mis pies las fue atravesando a medida que se rompían. Sacar el pie de allí fue doloroso, tenía astillas incrustadas en las piernas y un alambre oxidado me había hecho un corte vertical todo a lo largo de la pantorrilla derecha.
Me vi sangrando cercada por el círculo de luz que proyectaba el farol de alumbrado público. Vi una pila de latas vacías de salsa de tomate de 5 litros debajo del alambrado, las apilé junto con los cajones y volví a trepar.
Comenzaba a aclarar el día cuando yo lograba apoyar mis manos en el marco de tu ventana y un auto pasaba por la calle enfocándome de pleno como los reflectores que se usan en las cárceles. Confié en que no fuera ni mi madre, ni la tuya, ni algún vecino de esos que nos vieron crecer. Confié en que la ventana no estuviera cerrada, tan solo entornada como de costumbre.
La pila de cajones y latas se derrumbó en el momento en que despegué mis pies de ella, logré afirmar la rodilla en el marco de la ventana y ésta se abrió de golpe.
Inmóvil con la mitad de mi cuerpo dentro y la otra mitad de mi cuerpo afuera. Atorada, sin saber qué músculo del cuerpo mover. Finalmente di con el músculo correcto y caí bruscamente de cara al piso de tu cuarto y te vi durmiendo en el colchón en el piso.
Me acerqué para mirarte mejor. Me alejé, no me fui. Había planeado meterme en tu cama y ahora estaba ahí en cuclillas pegada a la ventana, muerta de miedo, escuchándote roncar, sintiendo que eras perfecto. No veía tu cara, solo escuchaba el movimiento de tus pies, el roce de las sábanas, un millón de pájaros chillando y de roedores caminando dentro de las paredes y el estruendo de las hojas que caían sobre el techo y el viento, la bruma amarilla desprendiéndose del pasto, algunos motores y mi cuerpo quieto aturdido entre todas las cosas puestas a funcionar.
No ibas a despertar, ni siquiera si me acostaba a tu lado. Horas atrás al despedirnos estabas borracho, muy borracho y yo también pero con la lucidez del amor, esperando que me invitaras a dormir con vos.
Me di cuenta de la ridícula pila de cajones y latas desparramadas y rotas bajo tu ventana. Pensé en el ruido que haría al salir, en que iba a lastimarme al saltar, en que ya estaba herida. Salté.
Al mediodía desperté y al pisar fuera de mi cama el pie dolió mucho. Estuve renga varios días. Qué te pasó preguntaste. Nada, me esguince contesté .Siempre fui torpe y siempre tuve vértigo a las alturas y no soy hábil.
Nunca te conté, ni nadie sabe que, una madrugada, cuando aún creía que al decir: Es más probable que nos casemos, a que hoy podamos estar juntos. Estabas diciendo efectivamente que algún día nos íbamos a casar. Nunca te dije que una madrugada borracha luego de armar una escalera de cajones de manzana y latas de tomate me trepé a tu ventana, ni que una vez adentro me senté a mirarte dormir y escucharte roncar, ni que fue el momento más feliz de aquel verano.

miércoles, agosto 15, 2007

PARA LOS QUE NO PUDIERON AYER, PARA LOS QUE SE QUEDARON CON GANAS DE MÁS, MAÑANA SEGUNDA OPORTINIDAD, ACOMPAÑADA DE MI AMIGA MARIANA QUE ES UNA GENIA ¡NO SE LO PIERDAN!




martes, agosto 07, 2007


Editorial Huesos de Jibia
presenta
Movimientos incorpóreos, Nurit Kasztelan
¿Con quién dormías?, Guadalupe Muro
Un rastrojero bajo el sol, Gustavo Gottfried
Soliloquios, Beatriz Vignoli
Del coyote al correcaminos, Osvaldo Bossi

miércoles, agosto 01, 2007

paciencia che

este es el silencio que precede
la tormenta